Más allá de tu percepción corporal, de conectar con tus emociones y de tus construcciones mentales racionales: ¿De verdad no sientes que algo trasciende por encima de ti como individuo y te conecta con una energía más grande, más abierta y universal? Es la dimensión trascendente, inexplicable , misteriosa y excitante, la que te conecta con la vida y con todo lo que es el universo. Es lo sagrado en ti. Tú eres Dios. Si…eres la parte que te corresponde de «Dios», eres esa parte minúscula en el infinito que te corresponde de todo lo grande que es la vida. Aún así, eso no es poco ni mucho menos: Por ser esencialmente parte de lo sagrado, ya eres sagrada, y estás cargada potencialmente con todas las tonalidades y aromas de esa energía universal. Solo tienes que reconocerlas y explorarlas.
Si humanizamos esos atributos, tienes todos los que se asocian tradicionalmente a las deidades según su cultura: eres el dios de la guerra, la diosa del amor, el Dios de la justicia, la Diosa del placer y lo dionisíaco, el Dios castigador y cruel , la Diosa de la bondad..
Y aún así, esa conexión sientes que es más grande que todo eso, tu la puedes sentir e intuir, pero no explicar, es algo más grande que tú y que lo que puedas concebir mentalmente. Puedes vivirlo, observar, dejarte llevar y disfrutarlo..no pierdas el tiempo en racionalizarlo, porque entonces ya lo estarías sesgando. He escrito «Dios», solo para que me entiendas..para mí éste es ya un concepto racionalizado y limitante.
Sintoniza con esa energía que no tiene porque tener nombre, conecta y siéntete parte de ella: está en la admiración de la grandiosidad de la naturaleza, está en la vibración interior de la música que mueve tus sentimientos, está en una mirada tierna, está en el anhelo del amor puro.
Desde ese lugar solo puede nacer la admiración y el agradecimiento, desde ahí puedes ayudarte a sanar heridas, a reconciliarte contigo y con la vida.